Acompañar a un ser querido que enfrenta una enfermedad tratable con un trasplante de células madre es un acto de amor inmenso, pero también puede ser abrumador. Desde que recibieron el diagnóstico, los días se llenan de citas médicas, estudios, medicamentos, llamadas, trámites… y puedes llegar a sentir que, como cuidador primario, siempre tienes que ser tú: quien organiza, resuelve y acompaña. Cargando con todo mientras procuras no descuidarte, al tiempo que sostienes a tu ser querido.
En NMDP México® sabemos que cuidar de otro también puede doler, que a veces pesa más de lo que se dice. Y por eso estamos aquí, para recordarte que tú también importas y mereces un espacio para cuidar de ti mismo.
Salud mental del cuidador: lo que sientes es importante
Es común que al cuidar a alguien más, empieces a dejarte en segundo plano. Que normalices el cansancio, que duermas menos, que comas lo que haya, que tu mundo se reduzca al bienestar de esa persona.
Tal vez hay días que te notas irritable sin razón aparente, que lloras sin saber por qué, no logras concentrarte o te has ido alejando de quienes solías mantener cerca. Puede ser que sientas culpa por querer un respiro, por pensar en ti. Pero sentirte así no te hace menos generoso, ni menos fuerte. Solo te hace humano, con necesidades que son tan válidas como las del ser querido al que cuidas.
Es importante que sepas que existen señales que no debes ignorar cuando acompañas a un paciente: como cuando el cuerpo se tensa constantemente, la mente no encuentra descanso, o el corazón también empieza a doler. Reconocerlas no es rendirse, sino una forma de escucharte, mirarte con compasión y recordarte: “yo también necesito cuidados, yo también soy importante”.
Cómo cuidarte sin dejar de acompañar a tu ser querido
Pensar que tu salud física y emocional también son parte del tratamiento, y que lo que tú sientes, haces y vives, impacta directamente en el bienestar de la persona que cuidas, quizás te ayude a visualizar que atender tus necesidades no es un lujo ni un acto egoísta: es una necesidad, y es parte indispensable del proceso que estás acompañando como cuidador primario.
Y no, no se trata de cambiarlo todo ni de buscar soluciones complicadas que hagan todo más difícil. Se trata de aligerar la carga y, a veces, basta con pequeños instantes a lo largo del día que te permitan reconectar contigo mismo:
- Tomarte una pausa, pero de verdad. Aunque solo sean diez minutos que te permitan sentarte en silencio, respirar profundo o hacer una meditación guiada.
- Comer algo que disfrutes. No por obligación ni solo por nutrición, sino porque te da placer. Porque te reconecta y reconforta.
- Hablar con alguien. Decir en voz alta lo que sientes. A veces no se trata de encontrar respuestas o consejos, sino de sentirte escuchado, poder expresar lo que piensas y necesitas sin sentirte juzgado.
- Sueño de calidad. Aunque sea un rato, una siesta. Que signifique un descanso real, sin culpas ni reproches.
Estas acciones pueden ayudarte a sostenerte desde dentro. Son pequeñas formas de volver a ti, que puedes practicar todos los días sin alejarte de tus actividades como cuidador primario. Son formas de sostenerte mientras sostienes.
Pedir ayuda como cuidador: cómo compartir la carga
Quizá ya sabes que necesitas un respiro y ya intentaste hacer pausas, cuidarte un poco más, dormir mejor. Pero muchas veces podrías sentir que lo urgente no deja espacio para ti.
Por eso, queremos recordarte algo simple, pero poderoso: no tienes que hacerlo todo tú, ni hacerlo todo hoy. A veces, cuidarte también implica abrir la puerta a que otros cuiden de ti.
- Pedir ayuda no siempre es fácil, pero puede ser un primer paso para aligerar la carga. Es muy probable que algunas personas quieran ayudarte, pero no saben cómo. Decir lo que necesitas (un rato libre, que alguien acompañe a tu ser querido a una cita o que te escuchen sin interrumpirte) puede ser el primer alivio.
- Delega tareas sencillas: Tal vez no puedas soltar todo, pero sí repartir pequeñas cosas: un trámite, una llamada, una compra. Repartir la carga no es rendirse, es hacer espacio para sostenerte mejor.
- Crea pequeños rituales: No tienen que ser perfectos ni diarios. Algo tan sencillo como una taza de té al final del día, escuchar música de tu agrado, ver un episodio de esa serie que distrae por un rato a tu mente, o escribir lo que sentiste en el día, puede ayudarte a procesar lo vivido sin cargarlo todo dentro.
- Sé amable contigo: Hay días más difíciles que otros, en los que solo avanzar es suficiente, y en los que lo mejor que puedes hacer es respirar y tratarte con amor y empatía. Eso también es cuidarte.
El autocuidado no es una meta a la que se llega, es un camino que se va construyendo poco a poco. Y como todo camino, se recorre mejor si no vas solo.
Apoyo emocional para cuidadores: no estás solo en este camino
A través de nuestro Centro de Apoyo a Pacientes no solo acompañamos a los pacientes: también estamos contigo, que cuidas. Contamos con un Programa de Apoyo Emocional que ofrece orientación, acompañamiento psicológico y recursos para cuidadores primarios que pueden ayudarte a identificar señales de desgaste, encontrar formas de aligerar la rutina o simplemente tener a alguien que te escuche.
Lo que haces tiene un valor incalculable. Y queremos estar aquí para ti.
Tu bienestar también importa: espacios de apoyo para cuidadores
No se trata de poder con todo, ni de tener todas las respuestas. Se trata de enfrentar la situación reconociendo tus necesidades y seguir adelante paso a paso. Ten siempre presente que el esfuerzo que haces cada día ya es valioso por sí mismo, es suficiente y tú también lo eres.
En NMDP México® queremos recordarte que estamos aquí para ti. Así que, si sientes que necesitas apoyo, guía o simplemente un espacio seguro para platicar, acércate a nosotros. ¡Contáctanos! Queremos acompañarte.